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II – Ottawa, Toronto

Etapa II

Ottawa, Toronto / CANADÁ

Etapa II – Ottawa, Toronto / CANADÁ

Ottawa

Paul nos dejó a media hora andando de la casa de Tarek, nuestro nuevo anfitrión en la ciudad de Ottawa. Tarek tenía poco más de cincuenta años, aunque aparentaba diez menos. Tenía una casita muy mona en el centro de la ciudad, con tres plantas, un sótano, un pequeño jardín y un espacio para dejar el coche. La fachada era de ladrillo pero todo el interior era de madera, así que crujía cuando andabas. Estaba totalmente reformada y llena de recuerdos de viajes y de plantas. Era un auténtico viajero. También tenía un perro llamado Lilly, que sólo reaccionaba si decías su nombre con auténtico acento americano.
Nos enseñó la casa, cenamos una pizza juntos y nos fuimos cada uno a nuestro cuarto a dormir.  Nuestra habitación era nueva, con una cama perfectamente hecha y cuatro grandes ventanas.

Letras Ottawa
Letras Ottawa

El sol nos despertó a través de los ventanales y decidimos no perder tiempo y salir a patear la ciudad. Ottawa es la capital de Canadá. Lo que más nos impresionó fue el conjunto de impresionantes edificios que componen el Parlamento de Canadá, al más puro estilo británico. De hecho, Canadá fue colonia británica y aún hoy en día la Reina Isabel II es la actual Reina de Canadá, aunque delega sus funciones en el Gobernador General de Canadá.

Parlamento de Canadá
Parlamento de Canadá

Asistimos a un concierto de campanas de por lo menos quince minutos y después fuimos a ver el pequeño cambio de guardia al Monumento de los Caídos. A continuación paseamos por el Canal Rideau, que cruza la ciudad desde el lago Ontario y desemboca en el río Ottawa. En invierno cuando se congela es la pista de hielo más larga del mundo. Es recomendable una visita también al mercado Bywart, donde se vende productos de Canadá, como el riquísimo sirope de arce.

Otoño en Ottawa
Otoño en Ottawa

Anduvimos por un sendero y llegamos al Museo de Bellas Artes, donde hay una escultura de una araña gigante como la que se encuentra en Bilbao.
Comimos en una colina al otro del canal, con vistas al impresionante Parlamento y su biblioteca, que se asoman desde la altura al río. Es curioso que al otro lado del río se encuentra la ciudad de Gatineau, que forma parte de la provincia de Quebec y que, por lo tanto, es francófona. Después de comer dimos un paseo hasta las cataratas de Ottawa, que nos parecieron más bien un pequeño salto de agua. Volvimos a casa y estuvimos hablando un rato con Tarek, hasta que el cansancio nos pudo y nos fuimos a dormir.

Productos de Canadá
Productos de Canadá

Para el día siguiente la previsión del tiempo era de lluvia y efectivamente nos levantamos con el cielo encapotado. El plan más apetecible para esos días era ponerse a cubierto bajo un museo. Y eso fue lo que hicimos, dirigirnos hacia el museo mientras la lluvia daba una tregua con el único objetivo de aprender más sobre este país, ya que elegimos el Museo Canadiense de la Historia. Aunque no era barato aprovechamos el día aprendiendo, incluso pudimos comer nuestro propio taper observando las maravillosas vistas de la colina con el Parlamento en su cima. El hall era impresionante; paredes acristaladas y tótems gigantes lo decoraban. Es un museo muy recomendable para quien visite la zona.

Acabamos el día en el sofá con Tarek viendo unos cortometrajes de naturaleza del Banff Film Festival, comiendo palomitas… Hasta que todos nos quedamos dormidos.

Edificios de Toronto
Edificios de Toronto

Toronto

Al día siguiente hicimos cinco aburridas horas de autobús bajo la lluvia a Toronto. Desde la lejanía ya se divisaba el alto skyline de la ciudad, con su famosa CN Tower. Llegamos andando a casa de Enrique, quien sería nuestro nuevo anfitrión las próximas tres noches. Nos contó que era colombiano y que ya llevaba veinte años en Toronto, tenía su propia empresa y vivía solo con su perro Andi en un edificio moderno cerca del centro. Esa misma tarde conocimos con él la zona de la destilería, una zona parecida al matadero en Madrid, lleno de bares, tiendas de arte, cafés, heladerías… No pudimos decir que no a un helado artesanal de sirope de arce.

Barrios de Toronto
Barrios de Toronto

Los dos días siguientes los dedicamos a caminar por la enorme ciudad que es Toronto. Vimos el mercado Saint Lawrence, un estilo al de San Miguel de Madrid. Anduvimos un trozo de la calle Yonge, la más larga del mundo con más de 50 kilómetros, y observamos desde fuera el antiguo ayuntamiento, que destaca entre los modernos rascacielos. Nos dirigimos a Chinatown y después al barrio más diverso de la ciudad, Kensington Market, donde se acumulan restaurantes y locales de todos los lugares del mundo. Toronto es una ciudad bulliciosa, con mucho tráfico, aunque hay rincones como el Waterfront donde se puede pasear tranquilamente frente al lago Ontario (que parece un mar en toda regla). Merece una visita el Graffiti Alley, una serie de callejones con muchas obras de arte callejero, así como el Greek Town, donde uno vuelve al Mediterráneo cuando pasea por sus calles.

Graffiti Alley
Graffiti Alley

Cambiamos de anfitriones tras la tercera noche y fuimos un poco más a las afueras a casa de Yazan y Laila, dos inmigrantes sirios que nos acogieron encantados, junto con su Golden Retriever, Sushi. Las vistas a la ciudad desde la planta catorce eran impresionantes, tanto al amanecer como en la noche.

Letras Toronto
Letras Toronto

Niagara

El penúltimo día no podíamos dejar de lado las famosas cataratas del Niagara, así que encontramos un coche compartido y viajamos con Vicky y Nicolas, alemana y suizo respectivamente, los cuales también estaban de viaje por Canadá, aunque al día siguiente se iban a Costa Rica varias semanas. Tras una hora y pico de trayecto llegamos a las cataratas, donde pudimos admirarlas desde el lado canadiense, el bueno, ya que está frente a ellas y se ven perfectamente. La orilla opuesta ya es Estados Unidos y, aunque han tratado de construir una pasarela para tener mejor ángulo de visión, lo mejor es venir a Canadá para verlas. El espectáculo visual es impresionante, como también lo es el auditivo, ya que hacen un estruendo interminable que es parte del encanto del lugar. Quizás no sorprendan demasiado por su altura, poco más de cincuenta metros, pero sí por su anchura y por la curiosa forma de herradura que tienen. El agua nunca se acababa.

Cataratas del Niagara
Cataratas del Niagara

El lugar, hay que mencionar, está exageradamente explotado para el turismo, con hoteles, restaurantes, casinos y atracciones para niños y para no tan niños, que nada tienen que ver con el entorno natural en el que se encuentran.

Gaviota en Niagara
Gaviota en Niagara

Volvimos a casa y compartimos la cena con nuestros anfitriones. Ellos hicieron una ensalada siria a base de garbanzos y habas y nosotros aportamos unas simples empanadillas chinas del supermercado. Al día siguiente volamos hacia Calgary, en la provincia de Alberta, separada cuatro horas y media de vuelo y 3.500 kilómetros, pero aún dentro del mismo país.

Hoja de arce canadiense
Hoja de arce canadiense

Continuará…

8 comentarios en «II – Ottawa, Toronto»

  1. Está claro que hay que ir a Canadá para admirar su naturaleza y contrastes. Preciosas las fotos y detalles que das de tus visitas.
    Besos a los dos
    Maite

  2. Hola!
    Que bonito leeros y veros en fotos. Me habéis hecho recordar mi viaje a Estados Unidos y la visita a las cataratas desde el lado canadiense que es mucho mejor!
    Espero que sigáis bien

    Besos!!

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